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Esta estrategia permite interactuar a caficultores, extensionistas e investigadores con el fin de validar, adaptar y transferir tecnologías o generar conocimientos, de acuerdo con las condiciones socioeconómicas y culturales de los productores y agroecológicas de su entorno. 

Con las parcelas IPA, los caficultores reciben el acompañamiento técnico oportuno y adecuado del Servicio de Extensión, quienes también las aprovechan para llevar a cabo diversas campañas educativas que apunten a la rentabilidad del cultivo.

Desde 2016 las parcelas apuntan, principalmente, a los determinantes de la productividad: variedad, edad, densidad, luminosidad, nutrición y arreglos espaciales, con el fin de alcanzar los sistemas de producción óptimos definidos para las diferentes zonas cafeteras.